"Después de Dios, la Vega", con esta frase vendedores, cargadores, cuidadores, limpiadores y guardias definen el fuerte vínculo que los une a la Vega Central, que lejos de ser sólo su lugar de trabajo es también su hogar.

Todo comienza alrededor de las 3:30 de la mañana. A esta hora llegan los camiones desde todas las regiones del país, cargados de frutas, verduras, legumbres, cereales y frutos secos. Cada dueño de local tiene sus vendedores y cargadores de confianza que cada mañana los abastecen de productos. Al internarnos en la Vega pudimos observar una gran variedad de productos, que van desde las renombradas frutas y verduras pasando por las carnes, pescados, legumbres, frutos secos, juguetes, utensilios para la casa, ropa, comida para animales y fuentes de soda, en otras palabras "hay para todos los gustos y bolsillos" como destaca una locataria.

Además pudimos darnos cuenta de la cercana relación que hay entre los vendedores, quienes en sus propias palabras nos dicen "más que compañeros de trabajo, somos como una familia". Lo que no se nos vuelve extraño al conocer las extensas jornadas de trabajo y la gran cantidad de años que han compartido. Uno de los vendedores conocido como"el Chiwa" nos cuenta que lleva más de 40 años trabajando en la Vega y que ésta era su "segundo hogar". Nos llamó la atención que al preguntarle sobre cómo combatía la competencia entre tantos vendedores, y él simplemente indicaba que para ellos la competencia no es problema, ya que cada vendedor tiene sus propios "caseritos" que les son fieles, " hay clientes que, por mucho que vayan al mismo local donde compran siempre si no está su casero no se hallan con otros caseros y compran en cualquier otro lado"
Al continuar nuestro recorrido conocimos al "Dady" un joven de 24 años que se dedica a cuidar autos y que afirma con alegría "yo soy nacido y criado en la Vega, yo desde la cuna que estoy aquí". También nos resalta lo segura que es la Vega, sobre todo en comparación al terminal de Lo Valledor donde la delincuencia es un problema central. Lo irónico fue que justo cuando tratábamos este tema se nos acercó un guardia de seguridad y nos explicó que no podíamos sacar más fotografías sin un permiso especial otorgado en la administración, por lo que decidimos dar por terminada nuestra visita.
Con el permiso temporal en mano decidimos volver al día siguiente, donde mantuvimos una conversación de casi dos horas con un grupo de cargadores, el "Quilicura", el "Farias", "Juancho" , el "Poeta" y la "Chica" la mascota del grupo.

Nos cuentan sobre como es su vida en la Vega, de sus largas jornadas de trabajo y de sus vidas familiares. Resaltan la gran variedad de clientes que atienden, los que van desde "la vieja más estirá al flaite más flaite", el "Quilicura" se emociona contando la gran cantidad de famosos que ha atendido y que incluso lo han invitado a "carretear a sus casas en el barrio alto". Conversamos largamente sobre sus familias y de los orgullosos que se sienten de que sus hijos puedan acceder a la educación superior, resaltando que todo ha sido gracias a que el trabajo nunca falta en la Vega y repitiendo con fuerza
"después de Dios, la Vega".
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