Actores económicos: Los vendedores de la Vega Central

Historia de La Vega

Algunos historiadores coinciden en decir que el primer lugar donde funcionó un mercado urbano central fue en la Plaza de Armas, durante el siglo XVI; este se trasladaría al lugar donde actualmente está Mercado Central en el siglo XVIII, para luego pasar al otro lado del río.

Aquí se reconoce a don Agustín Gómez García, un acomodado vecino de la zona que comerciaba frutas, verduras y hortalizas, como su fundador oficial en el año 1895, siendo entonces su extensión sólo de una manzana.

Originalmente se llamó “Gran Mercado de Abastos de la Ciudad” y comenzó a funcionar en una zona que históricamente había sido ocupada por viviendas precarias, cuya popular población era considerada por la ciudadanía establecida como “sin costumbres ni ocupación”.

Este era el histórico barrio de La Chimba, palabra que en quechua quiere decir “de la otra banda” o “el lugar menos importante”. Aquí se levantaron templos de los franciscanos y los dominicos, los que llamaron “recoletos” porque su misión principal era “recolectar” ayudas y alimentos para los indigentes. El nombre derivo a barrio Recoleta, que luego pasaría a ser el de la calle.

De aquí hacia el norte se extendían numerosas quintas de recreo, es decir, predios y chacras de producción agrícola donde las familias adineradas de la época solían divertirse.

Con el tiempo la gente comenzó a llamarla simplemente La Vega. (por “la vega del Mapocho” refiriéndose a la formación geográfica). Su disposición comprendia un gran número de callejuelas y cinco grandes patios, los que ordenados por autoridades del cabildo, ofrecían cada uno sólo carnes, en otro pescados y mariscos, verduras, frutas y artesanías populares.

Ya desde el año 1926 fue propiedad municipal hasta que a mediados de los 80, un decreto presidencial le permitió a los comerciantes la compra de sus locales.


texto: Alejandro Dreisziger